Hemos hablado en multitud de ocasiones de la formación en las empresas y en esta ocasión, vamos a dar valor a la parte receptora que son los empleados.
Es fundamental que, en nuestro día a día, pensemos en la importancia del aprendizaje en nuestros respectivos puestos de trabajo, ello nos dará confianza, seguridad y sobre todo profesionalidad, todo ello necesario para que nuestro puesto de trabajo adquiera valor y nos convirtamos en un recurso necesario y valioso.
No podemos olvidarnos de que, después de las jornadas laborales, hacer un curso puede ser tedioso si éste no está creado en un contexto sencillo y corto, que nos facilite un aprendizaje rápido y ameno, de lo contrario, tendremos una disminución de la motivación, habrá baja participación y retendremos peor los conocimientos y habilidades, lo que finalmente nos llevará a un impacto negativo en el rendimiento laboral.
Importante para evitar estas frustraciones serian entre otras:
Adaptar la formación a las necesidades e inquietudes de los empleados, haciéndoles partícipes de ello. Qué la formación sea relevante para su trabajo diario y que les proporcione habilidades prácticas que puedan aplicar de inmediato.
Hacerles ver las ventajas, ya que lo habitual es que no se traduzcan en beneficios concretos, por lo que es importante ofrecerles un mensaje positivo sobre lo que puede suponer a futuro en la empresa estar bien formado.
Reconocer y recompensar la participación, haciéndoles valorar la importancia que supone estar actualizado en el puesto de trabajo, la falta de reconocimiento puede disminuir la motivación de los empleados.
En resumen:
Los empleados ven la formación continua como una inversión en su futuro profesional, pero también expresan inquietudes sobre la falta de tiempo, la relevancia del contenido y la necesidad de métodos de aprendizaje más interactivos y apoyo continuo.
Es fundamental para conseguir éxito en el campo de la formación continua, que las empresas reconozcan que la formación no es sólo un beneficio corporativo, sino una herramienta estratégica para el crecimiento mutuo, para así maximizar su efectividad.
Las encuestas y estudios sobre la percepción de los empleados respecto a la formación continua revelan un panorama claro: los trabajadores valoran la formación como una inversión en su desarrollo profesional y empleabilidad, pero también expresan inquietudes significativas. La falta de tiempo, la relevancia del contenido, la necesidad de métodos de aprendizaje interactivos y el deseo de reconocimiento, son aspectos cruciales que las empresas deben abordar.